pieles rojas

Si uno pudiera ser un piel roja siempre alerta, cabalgando sobre un caballo veloz, a través del viento, constantemente sacudido sobre la tierra estremecida, hasta arrojar las espuelas porque no hacen falta espuelas, hasta arrojar las riendas porque no hacen falta riendas, y apenas viera ante sí que el campo era una pradera rasa, habrían desaparecido las crines y la cabeza del caballo.

Si uno pudiera ser piel roja, siempre alerta, cabalgando sobre un caballo a todo galope, con el cuerpo inclinado y suspendido al viento, sacudido una y otra vez sobre la tierra estremecida, hasta arrojar las espuelas, pues no harían falta espuelas, hasta arrojar las riendas, pues no harían falta riendas, y apenas viera ante sí que el paisaje era una pradera llana, ya sin el cuello y sin la cabeza del caballo.

El deseo de ser piel roja, de Franz Kafka.

Dejo las dos traducciones porque no domino las lenguas centroeuropeas, obviously...

2 comentarios:

paco dijo...

Oh, si yo pudiera escribir un libro que se reescribiese!. El lector tú (“!Pero como”!) volvería sobre las paginas dudando, y estupefacto encontraría descritos con pelos y señales lo que no recordaba haber leído, porque nunca lo habría leído, y continuaría la lectura, pero ahora no podría volver a encontrarla como la dejo; Sin porque (pero ya se está escribiendo el porqué) ahora algunos personajes habrían partido de viaje, a otros les persigue un asesino. Ahora el sol se empieza a poner sin haber salido. Había unas anémonas, ahora son una mesa de cocina, y Sacerdote ha parido cuatro niños. Todo es cómico, no hay muerte, apenas parece tener unas paginas, comienza hablando de la construcción de la gran Muralla China, pero no era la Muralla, era un circo, y no era en China, eran abogados, y ya no eran abogados, ya no eran perros, ya no era un libro, era una pantalla de ordenador, ya sin el cuello ni la cabeza del caballo.

afuncional dijo...

Entre Kafka y Borges, tu estupendo libro. Gracias